Cambio climático - Una emergencia sanitaria

Laura Labajo Montero

Abstract

En este número de la revista, Haines y Ebi resumen los efectos devastadores que la quema de combustibles fósiles está teniendo en nuestro planeta. Lo que era una preocupación teórica sobre la alteración de nuestro sistema climático, es ya un hecho, con un creciente número de víctimas humanas provocadas por tormentas, inundaciones, sequías, incendios forestales y crecientes número de enfermedades transmitidas por insectos. Además, las partículas contaminantes liberadas a la atmósfera por la quema de los combustibles fósiles están acortando la vida de los seres humanos en muchas regiones del mundo. Estos efectos del cambio climático provocan problemas de salud y, aunque ponen en riesgo a todos, las personas enfermas o pobres serán los que más lo sufran.

Como profesionales médicos tenemos una especial responsabilidad en salvaguardar la salud y aliviar el sufrimiento. Para esta misión es esencial trabajar en reducir de forma drástica la emisión de gases de efecto invernadero. El grupo de expertos sobre el cambio climático de la Organización de las Naciones Unidas concluyó que sería necesario reducir la emisión de gases de efecto invernadero a la mitad para 2030 y de forma global para el 2040 para evitar los efectos más catastróficos del cambio climático. Sin embargo, estas emisiones alcanzaron un nuevo récord en 2018. Si se pretende alcanzar estos objetivos serán necesarias rápidas y eficientes modificaciones en los modelos de energía, transporte y otros sectores económicos. Para hacer frente a este desafío los profesionales sanitarios están moralmente obligados a asumir un papel de liderazgo en esta urgente lucha contra el cambio climático.

De forma individual resulta más fácil emprender acciones sobre el estilo de vida, por ejemplo, caminar o andar en bicicleta en lugar de conducir, comer menos carne, reducir el consumo de residuos de alimentos y ahorrar energía. Ofrecen muchos beneficios para el bienestar personal y son conductas que promueven la salud a la vez que reducimos la huella de nuestro impacto ambiental. Pero las acciones individuales están lejos de ser suficientes. Para hacer frente al reto que hay que abordar colectivamente.

Los intereses financieros de las empresas dedicadas a la industria de combustibles fósiles junto con una administración federal que repudia la ciencia climática y su propia responsabilidad de actuar, suponen unas poderosas fuerzas opositoras. Cambiar la mentalidad de la sociedad y de nuestras instituciones requerirá unificar esfuerzos a través de acciones coordinadas y contundentes. Un primer paso para el Sistema Nacional de Salud de los Estados Unidos es reconocer que somos parte de un problema.

Los profesionales de la salud tienen la obligación ética de colaborar en la transformación abordando el propio funcionamiento de nuestros centros sanitarios. Instituciones sanitarias como el Kaiser Permanente, Partners HealthCare, y Boston Medical Center son ejemplos de centros punteros donde se está luchando en disminuir la emisión de gases de efecto invernadero. La institución Gundersen Health System logró hace varios años producir más energía de la que consume, usando energía eólica, solar y metano procedente de un vertedero local. Pero aún queda mucho más por hacer para conseguir que el cuidado de la salud sea "climatesmart", y que las instituciones de salud empaticen con los efectos de los fenómenos meteorológicos extremos y del cambio climático.

La mayoría de los estadounidenses perciben el cambio climático como un problema lejano que no les afectará personalmente. Otros simplemente se sienten impotentes. Como fuentes fiables de información, los médicos pueden educar y motivar a sus colegas y pacientes sobre los efectos en la salud del cambio climático, y en la necesidad de una rápida reducción de las emisiones por el uso de los combustibles fósiles. También deben destacar los beneficios en la salud que se irán generando a medida que se utilicen fuentes alternativas de energía. Más allá de servir como educadores, los médicos e instituciones sanitarias deben también participar en asesorar y promover acciones legislativas sobre política energética que hagan frente al cambio climático.

Otras herramientas eficaces apoyadas por el sector sanitario han sido contrarrestar a la industria tabacalera o empresas petroleras, que han utilizado sus vastos recursos para sembrar desinformación e influir en los responsables de la legislación política.

Algunos médicos pueden estar dispuestos a tomar medidas más directas en protesta de políticas que perjudican la salud. Sobre esta cuestión, nos mostramos de acuerdo con Charles Charles van der Horst, un médico de Carolina del Norte que fue arrestado por protestar por el fracaso del estado en expandir Medicaid. "Ante el gran peligro a nuestros pacientes permanecer en silencio no es una opción"

Nosotros, como los demás, estamos atemorizados por el desarrollo de la crisis climática, con sus implicaciones en la salud de nuestras comunidades y en el futuro de nuestros hijos. En lugar de quedar paralizados por la desesperación, hemos decidido centrar nuestros esfuerzos en áreas donde nuestras voces sean más potentes, trabajando con estudiantes sobre el apoyo al clima, en movimientos de desinversión, uniendo fuerzas con personas afines a los profesionales de la salud o debatiendo con nuestros legisladores.

 

Publicado
03-04-2019