Sarampión en 2019

Nuria Martín Cardenal

Abstract

Estados Unidos consiguió en el año 2000 un objetivo de salud histórico, la eliminación del sarampión, definido como la ausencia de transmisión del virus durante más de 12 meses. Sin embargo, este hito ha tenido una corta duración debido a los nuevos brotes registrados: 555 casos en 20 estados desde el 1 de enero al 11 de abril de 2019. El aumento de casos refleja el patrón que se ha observado en otros países: en lugares donde se había conseguido su erradicación, ahora se están experimentando resurgimientos de la enfermedad. 

El sarampión es una enfermedad altamente contagiosa que afecta típicamente a niños. Se transmite por vía respiratoria, pudiendo permanecer hasta 2 horas en el ambiente. Las personas expuestas tienen un riesgo del 90% de contraer la enfermedad, y cada persona con sarampión puede infectar a su vez de 8 a 18 personas. La mayoría se recuperan tras una semana de enfermedad consistente en fiebre, malestar, rinitis, conjuntivitis, tos y rash maculopapular. Sin embargo, el virus causa de 2 a 3 millones de muertes anualmente. Las complicaciones más comunes incluyen las infecciones secundarias relacionadas con la inmunosupresión inducida por el sarampión: diarrea, queratoconjuntivitis, otitis media y neumonía (siendo esta última la causa principal de mortalidad). En aproximadamente 1 de 1000 aparecen complicaciones neurológicas como encefalomielitis aguda diseminada o encefalitis de cuerpos de inclusión, presentando secuelas neurológicas los pacientes que sobreviven. Otra rara complicación que se da en 1 de 10000 casos es la panencefalitis esclerosante subaguda, que aparece años después de la infección por sarampión.

La vacuna de virus vivos atenuados es la más efectiva, confiriendo una protección del 97% con dos dosis. Los efectos secundarios más comunes son dolor en brazo y fiebre. Una pequeña proporción (5%) desarrolla convulsiones febriles o disminución en el recuento plaquetario. Una rara complicación, meningoencefalitis, se ha descrito en inmunocomprometidos.

Se estima que la vacunación ha prevenido 21 millones de muertes hasta el año 2000. Sin embargo, este gran avance se ha visto amenazado por el aumento del 31% de casos registrados entre 2016 y 2017. El aumento de casos relacionados con viajes y con brotes locales en Estados Unidos refleja esta situación alarmante. En Madagascar se han registrado 117075 casos y 1205 muertes entre octubre de 2018 y abril de 2019. En Europa el número de casos fue el triple de 2017 y 15 veces más que 2016. 

El resurgir de la enfermedad es especialmente frustrante dado que es prevenible con la vacunación. El sarampión tiene todas las características de una enfermedad erradicable: vacunación segura y efectiva, es de fácil diagnóstico y sin reservorio animal que mantenga su circulación. Aunque existen razones médicas para evitar la vacunación, como la inmunosupresión, el fallo principal reside en la ya descartada relación entre la vacuna y el autismo. El movimiento antivacunas es una amenaza para la salud pública, siendo considerado como una de las 10 amenazas que compromete la salud global y un serio obstáculo para la erradicación mundial del sarampión.

Los mayores riesgos aparecen en personas inmunocomprometidas, con presentaciones clínicas atípicas y complicaciones como neumonía de células gigantes y encefalitis por cuerpos de inclusión. También se han registrado mayores tasas de complicaciones y mortalidad en cáncer, trasplante de órgano sólido, pacientes con tratamiento corticoideo o inmunomodulador.

El sarampión es un problema de salud pública con una clara solución científica, la vacunación, que es altamente efectiva y segura. Promocionarla es una responsabilidad social, cuyo objetivo último es la erradicación, relegando la enfermedad a los libros de historia.

Publicado
28-08-2019