Mordedura de serpiente: emergiendo de las sombras del abandono

Ignacio Fernández Vidaurreta

Abstract

Cada año, las mordeduras de serpiente matan a entre 81000 y 138000 personas y causan discapacidades de larga duración en otras 400000. Es probable que este dato de morbilidad esté subestimado, ya que muchas mordeduras y muertes no se suelen registrar. La carga de muerte y discapacidad por mordedura de serpiente es igual a la del cáncer de próstata o cérvix, y es mayor que cualquier otro tipo de enfermedad tropical. Sin embargo, la inversión en mordeduras de serpiente ha sido sólo de 30 millones de libras esterlinas entre 2008 y 2017, con un presupuesto limitado para la investigación, el desarrollo estancado de los tratamientos, y la disminución del acceso a los antídotos en muchos países.

Los antídotos diseñados para tratar una especie de serpiente rara vez son efectivos contra otros, y se han desarrollado sólo contra el 60% de las serpientes venenosas del mundo. Menos de la mitad de los antídotos necesarios se producen actualmente en todo el mundo, y muchos son ineficaces, incosteables, inaccesibles, o causan graves efectos secundarios. Con un acceso rápido al antídoto correcto, la mordedura de serpiente rara vez es letal, pero en países sin sistemas de salud eficaces y sin reservas de antiveneno, cada 5 minutos alguien muere por esta causa y otras cuatro personas sufrirán discapacidad permanente. A pesar de que el antídoto es esencial para la lista de Medicamentos de la ONU, pocos gobiernos africanos lo proporcionan o subvencionan. En la mayoría de los casos, se trata de agricultores, mujeres y niños que viven en zonas pobres, rurales y remotas de África, Asia y América del Sur que están expuestos a serpientes venenosas pero que tienen poco o ningún acceso a la atención médica. Los que mantienen a las familias (los recolectores de coco, los agricultores de arroz, los pastores de animales), son los que corren mayor riesgo. Los supervivientes a menudo quedan desfigurados, indigentes y estigmatizados.

En 2017, el envenenamiento por mordedura de serpiente fue clasificado por la OMS como una enfermedad tropical desatendida de alta prioridad, y en mayo de 2018, resolvió formalmente combatirla. El 23 de mayo, en la Asamblea Mundial de la Salud, la OMS lanzó su hoja de ruta, que tiene como objetivo reducir a la mitad la mortalidad y la discapacidad por mordedura de serpiente para el 2030. La estrategia se centra en la prevención, la provisión de tratamientos seguros y efectivos, el fortalecimiento de los sistemas de salud y el aumento de alianzas, coordinación y recursos. La educación comunitaria es clave para prevenir las mordeduras y fomentar la búsqueda temprana del tratamiento apropiado. También es importante acelerar el desarrollo de antídotos, su almacenamiento y la estabilización del mercado.

En estrecha colaboración con la OMS, el 16 de mayo, Wellcome lanzó un nuevo programa de 80 millones de libras con el objetivo de transformar la investigación para producir resultados eficaces, tratamientos seguros y accesibles para todos. En los próximos siete años, Wellcome se compromete a trabajar con los productores para hacer que los antídotos sean mejores, más seguros y más baratos; para impulsar el desarrollo de tratamientos innovadores probados en ensayos clínicos; para crear políticas y sistemas reguladores que proporcionen tratamientos a los pacientes; y para construir y mantener la mordedura de serpiente como una prioridad de salud mundial. Wellcome trabajará con socios de todas las regiones para establecer un impulso en la investigación en este campo, que incluirá una plataforma de ensayos clínicos que permita probar los antídotos y otros tratamientos potenciales.

El 17 de mayo se anunció la financiación, con 9 millones de libras, de un consorcio mundial de investigación, la Alianza para la Investigación Científica de Mordeduras de Serpientes Desatendidas en las Zonas Tropicales, que serán aportadas por el Departamento para el Desarrollo Internacional del Reino Unido a lo largo de 3 años, lo que implica investigadores en el Reino Unido, Nigeria, Kenia, India y los Estados Unidos. El objetivo es desarrollar nuevas terapias con anticuerpos monoclonales en la India y África, y con anticuerpos neutralizantes cruzados que se podrán utilizar en una gran variedad de envenenamientos por mordeduras de serpientes.

Enfoques alternativos a los anticuerpos monoclonales incluyen inhibidores moleculares, como el Varespladib, el cual ha mostrado algo de eficacia preclínica en la neutralización de la letalidad venenosa. Combatir veneno de serpiente con metaloproteinasas podría también ofrecer otra vía para prevenir la hemorragia y coagulopatía después de una mordedura. Con su tríada de alta mortalidad, discapacidad marcada, y morbilidad psicológica sustancial, la mordedura de serpiente garantiza grandes inversiones en investigación.

En junio de 2018, Kofi Annan escribió que la mordedura de serpiente es "la mayor crisis de salud pública de la que probablemente nunca has oído hablar". Después de décadas de relativa negligencia, se comienza ahora a considerar firmemente en la agenda de la salud mundial. Con unas adecuadas estrategias que se han puesto en marcha y una financiación suficiente, el escenario está listo, ¿pero todos los actores interpretarán su papel? Habrá que probar, y entonces aplicar la estrategia de la OMS, para lo que se requiere un compromiso a largo plazo de los gobiernos de los países con mayor nivel de prevalencia, además de una intervención por parte de los donantes. Sólo entonces las víctimas de las mordeduras de serpiente, que a menudo son los más pobres de entre los pobres, tendrán una supervivencia mejor.

Publicado
23-09-2019