Cigarrillos electrónicos, hay que cambiar el enfoque

Patricia Eguren Escriña

Abstract

Se ha declarado en varios estados de EEUU un brote de daño pulmonar agudo relacionado con los cigarrillos electrónicos (E-cig) que ha afectado a unos 1080 jóvenes de menos de 35 años y ha causado 18 muertes.

Todos estos pacientes consumían E-cig con tetrahidrocannabinol. La exposición dañina a una sola sustancia no se ha podido demostrar, dado que los E-cig tienen muchos ingredientes que pueden ser ilícitos o alterados por lo que no puede determinarse una relación casual concreta. Lo que sí que podemos desde ya mismo es plantear cuánto de diferentes son los E-cig del tabaco normal.

Se ha definido el daño por E-cig como toda lesión pulmonar en pacientes que consumen E-Cig y que no tienen otra causa que lo justifique. En las biopsias realizadas, el daño histológico era más congruente con una neumonitis química por inhalación de sustancias tóxicas que con una lesión producida por el acetato de vitamina E que hay en el líquido de los E-Cig.

Sus defensores refieren que es una buena herramienta para dejar de fumar y que es segura, pero esta evidencia es débil. No hay E-cig testados para eso, sino que se venden como tabaco y no como producto medicinal. Los estudios muestran bajas tasas de abandono tabáquico a los 6 meses y con los niveles de nicotina que tienen algunos E-cig, la dificultad para dejarlo es aún mayor. Por todo esto, la posición de los E-cig es complicada, dado que, además, hay alternativas que sí son seguras para dejar de fumar.

Todas las quejas que existen entre los defensores de estos productos se ven cada vez menos respaldadas por brotes como el mencionado y porque se ha visto que existe un aumento importante de consumo entre los jóvenes. La tasa de consumo de tabaco había bajado en los últimos 20 años hasta la aparición de los E-cig que lo han hecho repuntar de nuevo.  Hay mucha preocupación por el consumo entre los más jóvenes y los nuevos usuarios.

Es preocupante la similitud entre la publicidad, la presentación atractiva y los patrocinios en la venta de E-cig con la que había en el tabaco convencional y que ahora es ilegal.  

Considerando todo esto, algunos países han tomado medidas e incluso los han prohibido, pero no todos.

No hay evidencia clara de que los E-cig sean mejores para dejar de fumar, pero, aun así, la falta de regulación ha permitido que se hagan un hueco en el mercado. Es el momento de aunar esfuerzos para luchar contra toda forma de tabaquismo.

Publicado
17-12-2019