Contaminación y enfermedad respiratoria crónica: ¿es la evidencia siempre clara?
Elena Silgado Arellano
Abstract
La contaminación ambiental se ha convertido en una de las mayores causas de preocupación de la sociedad. Uno de los problemas en la investigación de estos efectos es que las preguntas se hacen de forma imprecisa y la práctica habitual es medir muchos contaminantes a la vez, cuando la medición por separado aumenta el problema.
Muchos artículos han relacionado la contaminación ambiental con la exacerbación del asma, incluso con aumento de la mortalidad relacionada con el mismo, pero esta relación es débil. En los años 50 la contaminación en Londres se debía fundamentalmente a la combustión del carbón. Un artículo de Wichman y col durante el mayor episodio de niebla en Europa, demostró un aumento de ingresos en el hospital de pacientes con patologías cardiovasculares y bronquitis crónica, pero se encontró una disminución de los ingresos por asma en las zonas afectadas de Alemania. Una carta en The Lancet a principios de los 80 mostró una fuerte asociación entre las crisis asmáticas y los altos niveles de nitrógeno en el ambiente, en Barcelona. Esta asociación se demostró después que era casual y que las crisis de asma fueron provocadas por la alergia a la soja y la contaminación del humo de los coches.
A pesar de estos casos y a pesar de la evidencia de que la exposición a un alérgeno es varias veces más tóxico que la exposición a sustancias no alérgenicas, los artículos continúan relacionando cambios en partículas ambientales con eventos relacionados con el asma. Cuando los metaanálisis muestran asociaciones entre la contaminación en el aire y el asma infantil presentan resultados muy variables, posiblemente porque los contaminantes medidos no son la verdadera causa como ocurrió en Barcelona. El análisis de The Global Burden of Diseases Study ha sugerido que la contaminación ambiental es la segunda causa más común de muerte y discapacidad debido a la enfermedad pulmonar obstructiva crónica. Aunque posiblemente sea cierto, esta sugerencia está basada en estimaciones de los efectos agudos de la contaminación (principalmente relacionada con el tráfico) en EPOC, sobre todo en los estudios norteamericanos.
La suposición de que la contaminación debe explicar el asma o la EPOC, o su exacerbación, reduce el incentivo para identificar alternativas y posiblemente las causas verdaderas de estos problemas tan prevalentes. En este artículo no se argumenta que la contaminación del aire sea inofensiva. Está demostrado que otras afecciones como las cardiovasculares se ven afectadas por la contaminación con una asociación más fuerte que la encontrada con el asma.
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